Hace algunos años, al parecer ya varios, nuestros cumpleaños eran en nuestra casa con chocolate caliente aunque estuviéramos en pleno verano, con queque casero y con los amigos del barrio. Obviamente, los invitados de siempre eran los tíos, primos y abuelos, al que una tenía la obligación de recitar la última poesía aprendida para el día del profesor o en alguna de las tantas efemérides que se solían celebrar en esa época.
A mi mamá , ni a ninguna otra se le hubiera pasado por la cabeza arrendar un lugar distinto para esta celebración ¡¡habría sido quemada en la hoguera como una vil bruja de salem¡¡ Madre desnaturalizada, habrían dichos las abuelas de ese entonces.
¿Qué pasó desde ayer hasta hoy? Se nos achicaron las casas dirán algunos, tenemos menos tiempo dirán otros. Lo cierto es que sea cual sea la razón sociológica que nos hizo caminar a esta realidad, hoy celebramos fuera de casa. No me gusta y personalmente, evito hacerlo, pero que más da.... es otra generación .
A mi mamá , ni a ninguna otra se le hubiera pasado por la cabeza arrendar un lugar distinto para esta celebración ¡¡habría sido quemada en la hoguera como una vil bruja de salem¡¡ Madre desnaturalizada, habrían dichos las abuelas de ese entonces.
¿Qué pasó desde ayer hasta hoy? Se nos achicaron las casas dirán algunos, tenemos menos tiempo dirán otros. Lo cierto es que sea cual sea la razón sociológica que nos hizo caminar a esta realidad, hoy celebramos fuera de casa. No me gusta y personalmente, evito hacerlo, pero que más da.... es otra generación .
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